La famosa librería se vio obligada a cerrar su local en la plaza madrileña y unos meses después ha retomado la actividad pocos metros más allá de su antigua localización.

Hace unos meses nos llegaba una triste a la par que inesperada noticia: el 29 de enero, La Central de Callao cerraría sus puertas. La librería llevaba más de 10 años siendo la válvula de escape de muchos lectores que encontraban en su interior un tesoro, como sus compañeras en el Raval o en el Museu d’Història de Barcelona.

El concepto de la librería iba más allá de la definición “tienda donde se venden libros”. Eso es lo que la hacía un icono de la plaza donde nunca se para. Un oasis en medio del caos donde más de 1.000 metros cuadrados acogían cursos, talleres, una coctelería, una cafetería-restaurante y, cómo no, libros. Unos 70.000 volúmenes de fondo especializado.

La casa de La Central fue, desde 2012 y hasta este enero, un palacete isabelino: el número 8 de la calle Postigo de San Martín. Una obra de arte en sí mismo, contaba con 1.221 metros cuadrados y seis plantas. Sorprendentemente, el protagonista de la mudanza: un cambio de titularidad de la propiedad junto a nuevas cifras por el alquiler hicieron insostenible la situación. “Un negocio como este no puede competir con una cadena de ropa” admitía su director, Antonio Ramírez, a la hora de echar el cierre.

«Un negocio como este no puede competir con una cadena de ropa».

Vuelta a Callao

Un contexto distinto es el que se presenta ahora ante la librería. El espacio se reduce a 200 metros, por lo que los libros restantes han tenido que emigrar a la sede en el Museo Reina Sofía o a Barcelona, el origen de La Central. Pero cantidad no es sinónimo de calidad, a veces tiende incluso a lo contrario.

La Central ha sido y es reconocida por su ambiente familiar y cuidado. Por la distancia que toma con las grandes cadenas de librerías impregnadas de una inevitable impersonalidad. Además de un gusto exacerbado por el bestseller, dejando en la estacada otras obras con fórmulas menos comerciales o portadas menos bonitas.

Desde este hogar para la cultura nos prometen un mayo lleno de sorpresas, pero las puertas ya están abiertas para todo aquel que esté con “mono” de visitarlo desde comienzos de año. Emilia Pardo Bazán y Pessoa ya han sido las primeras en abandonar el nido. Número 9 en la calle Postigo de San Martín, La Central de nuevo en el meollo de Madrid.

 

Imagen destacada: @LaCentralenMad