En Why Not Magazine hemos tenido la oportunidad de hablar un ratito con Fernando J. Múñez sobre su nueva novela ‘Antes se secará la tierra’ y su inspiración surgida gracias a sus raíces gallegas y el Pazo de Lourizán, un novelesco palacete que se encuentra localizado en la ciudad gallega de Pontevedra.

Fernando J. Múñez (Madrid, 1972) empezó a escribir sus primeras páginas cuando tenía solamente 14 años, creando así su primera novela, y cuatro años más tarde, su primer guion de cine. Finalizó los estudios en Filosofía y comenzó su carrera profesional como realizador en publicidad mientras dirigía sus primeros cortometrajes. A su vez, se encontraba completando su formación académica en Cinematografía en Estados Unidos. En el año 2012 dirigió el largometraje ‘Las Nornas’, producción estrenada en el festival de Alicante.

Y en el marco de la literatura, se publicó La cocinera de Castamaren el año 2019 con la editorial Planeta, quién inició su carrera literaria. Luego, esta historia pasó rápidamente a las pantallas de televisión en 2021 gracias a Atresmedia. En ese mismo año su segunda novela vio la luz, Los diez escalones(Planeta, 2021). Ahora, con su inédita novela,Antes se secará la tierra (Planeta, 2023), el escritor se muestra mucho más maduro y con unos capítulos ambientados en el territorio gallego.

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WN: ¿Cómo te sientes tras el día de hoy vivido en el Pazo de Lourizán, el lugar en el que te has inspirado?

FM: Me siento un poco abrumado, y aunque he disfrutado mucho todos los momentos que hemos vivido en el día de hoy, sé que no voy a ser consciente de todo lo que ha pasado aquí y su significado hasta que pase un tiempo determinado y deje espacio a la reflexión. 

WN: ¿Piensas que la escritura es una forma de terapia? 

FM: Para mí es una necesidad contar historias, pero que con ello no significa que haya una limpieza catártica. Entiendo la literatura como una necesidad mía para divertirme y sacar todo lo que llevo dentro. La vida para mí se encuentra en el presente, el pasado y el futuro es mejor sin pensarlo.

WN: ¿En qué te ha servido tu formación académica del mundo cinematográfico en tus habilidades como escritor? 

FM: La literatura es mucho más compleja, un guion cinematográfico se escribe solo y son muy diferentes a las literarias. Son cosas totalmente distintas con herramientas diferentes, aunque al final estés contando historias. Tiene una interpretación más fácil que en el cine y considero que los libros tienen que encontrar su espacio, más allá de las series, deben de encontrarse y completarse con el lector. 

WN: ¿Cómo ha influenciado en esta novela los grandes referentes literarios?

FM: Yo bebo mucho de la gran literatura: ‘Anna Karenina’, ‘Madame Bobary’, ‘La Regenta’… Esta novela no es un drama rural, pero existen muchos condicionantes en los cuales me he formado e investigado. He intentado provocar ese viaje, ya que me produce cierto placer a la hora que estoy escribiendo.

WN: ¿Cuál ha sido el mayor reto que ha supuesto para ti escribir sobre esta novela? 

FM: Ahondar en los universales, en las dinámicas, en los comportamientos que hay dentro de las familias, los lazos familiares que se dan y energías que se producen… Mostrar todo este mundo y que los lectores se sientan identificados.

Fernando J. Múñez

Pazo de Lourizán, inspirado en la novela de Fernando J. Múñez | Fuente: Nerea Avileo – Why Not Magazine

WN: ¿Qué es para ti el Pazo de Lourizán?

FM: Elegí este lugar por su moderna construcción, sin irme a una época más antigua. Quería que el lector tuviera en la cabeza este palacio señorial en las tierras gallegas y gracias a las descripciones detalladas que utilizo es uno de mis objetivos.

WN: ¿Por qué decidiste centrar la historia en el siglo XIX y no en la actualidad por ejemplo? 

FM: Porque el siglo XIX tenía unas normas sociales que eran prácticamente cadenas. En la actualidad, no tendría ningún tipo de problemas en existir una relación de este estilo y me interesaba más ese marco social para situar mi historia. Trasladando a los personajes a un terreno que se encuentra alejado de la capital madrileña incluso, de ahí, surge la idea de buscar un entorno parecido a los escenarios de Galicia y el pazo. 

WN: André e Iria, ¿qué nos puedes decir de ellos?

FM: Iria es la hermanastra del padre de André, por lo tanto, no llegan a ser un familiar directo. Ella es muy inteligente para la época en la que vivía y muy decidida, consiguió sobrevivir sabiendo lo mismo o más que los hombres. Todo su legado y su carácter mantiene a su familia y para ella el sentido de herencia es muy importante. Mientras que André es una persona paciente y reflexiva, que medita mucho más las cosas que quiere hacer.

Durante toda su vida, ambos se han criado juntos, pero va a llegar un momento en el cual en que ambos van a comenzar a desearse y a mirarse como amantes. Al principio no lo van a reconocer, aunque lo sientan.

WN: ¿Cómo observas el papel de la mujer en esta novela? 

FM: Se trata de un retrato femenino en un mundo de hombres. Lo más importante e interesante es ver el mundo de las mujeres porque en esta época están sufriendo muchísimo, ya que la sociedad victoriana las limitaba mucho y las mujeres no tenían muchas salidas, inculcando esta idea durante varias generaciones. 

WN: ¿En qué repercute el apellido de la familia Castranovea? 

FM: El peso de Castranovea es enorme. Todos tenemos una especie de mochila, aficiones que heredas de tus padres y de tu entorno más cercano. Cuando se consigue revelar, odios, actitudes que son impuestos, todo es más difícil.

WN: ¿Qué crees que te hubiera dicho su abuela al leer esta historia?

FM: La verdad creo que le hubiera gustado, pero también se hubiera muerto de vergüenza porque mi abuela era una persona muy tímida. No le gustaba llamar la atención y prefería pasar desapercibida. Ella solamente estaba junto a ti para ayudar y dar amor, por eso creo que nunca hubiera querido ser la protagonista de esta historia. 

WN: ¿Y tú te consideras un romántico empedernido?

FM: Me gusta la pasión, el fuego y el ardor. Se trata más de hablar con las entrañas, que el hecho de que exista un ideal romántico. Por ello, no me considero un romántico como tal.

 

 

Imagen destacada: Nerea Avileo – Why Not Magazine