En Why Not Magazine hemos hablado con Alexandra Roma, autora madrileña que enseña a todas sus lectoras a volar sin alas. El pasado 15 de mayo se publicó ‘Aura’, una reedición de su primera bilogía, y ‘Las alas que inventamos’, su esperada novedad.

Alexandra Roma publicó su primera novela, ‘Un océano entre tú y yo’, hace nueve años. Por entonces, ya bromeaba (y soñaba) con escalar hasta lo más alto de la cima: publicar sus historias con la editorial más grande e importante de España, con Planeta. Diez años y 13 novelas después, esta escritora madrileña se ha convertido en una de las autoras más reconocidas del género de romance de nuestro país.

En 2017 ganó el V Premio Literario La Caixa con ‘Hasta que el viento te devuelva la sonrisa’, una de sus novelas más exitosas. También fue la finalista en la quinta edición del Premio Titania de Novela Romántica en 2019 con ‘Ojalá siempre’. En 2022 su sueño se hizo realidad y Noah, Marina y Leo, los protagonistas de su bilogía Fugaces, pero eternos’, encontraron su hogar en Planeta.

El pasado 15 de mayo, Alexandra Roma celebró triple publicación: ‘Aura’, una reedición de su primera bilogía, y ‘Las alas que inventamos’, su gran novedad. Hablamos con ella de los procesos creativos de ambas historias, de qué esconden Kelly y Graham, los protagonistas de su nueva novela, y de si los sueños son alas o raíces.

‘Las alas que inventamos’, su nueva novela

El sueño de Kelly era escribir, y lo alcanzó con 16 años al publicar su primera novela, ‘Nuestro Big Bang’. El sueño de Graham tenía que ver con el hielo en todas sus formas, y llegó de la mano del hockey al estrenarse como jugador estrella del Boston Bruins antes de acabar el instituto.

Pero Kelly entra en bucle en su escritura y no consigue dar con la idea para su próxima novela. Y Graham se lesiona en un partido y queda a la espera de una operación crucial que decidirá el futuro de su carrera.

 

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Un callejón sin salida para los dos que se abre cuando Kelly, que necesita el dinero, acepta la propuesta de escribir la biografía de Graham Scott. Graham acepta conocerla y piensa que será la primera y última vez que vea a la rubia de ojos grandes, porque no tiene ninguna intención de que ni ella ni nadie escriba su puñetera biografía. No está acabado.

Aunque ambos creen saber quién es el otro, entre entrevistas, paseos por el TD Garden, partidos de hockey sobre hielo, bordados de colores, libros y tatuajes ridículos descubren que son mucho más que la escritora en crisis y el irritante deportista de élite lesionado.

Kelly ya nunca verá igual a los insectos. Graham lee maravillado la primera novela de Kelly. Y empieza a surgir una nueva pregunta: ¿son los sueños alas o raíces?

Charlamos con Alexandra Roma

Why Not: 15 de mayo, día de publicación triple: ‘Las alas que inventamos’, tu nueva novela, y la serie ‘Aura’, la reedición de dos de tus primeras historias. ¿Cómo ha cambiado la Alexandra de aquellas primeras veces a la Alexandra de hoy?

Alexandra Roma: ‘Las alas que inventamos’ la escribí tras un bloqueo de escritora y era el significado de la esperanza, de que lo podía hacer. Con Aura me obligué a ponerme las gafas de “venga, léelo como una historia que ha llegado a tus manos” y la disfruté mucho. La Alexandra ha ido cambiando, pero me pareció bonito haber mantenido eso. El autor tiene que crecer a la vez que crecen sus libros.

WN: Nueve años han pasado entre una y otra. ¿En algún momento te imaginaste llegar tan lejos y tan alto?

AR: Nunca. Empecé autopublicando y en la presentación, de broma, dije: “¿Quién sabe? A lo mejor dentro de diez años estoy en Planeta”. Y sucedió, justo diez años después saqué la bilogía Fugaces, pero eternos. No lo esperaba, pero sí imaginaba que iba a seguir escribiendo. Me imaginaba creando mis historias.

WN: ¿Siguen revoloteando las mariposas con cada nueva publicación?

AR: Creo que ahora me pongo más nerviosa que antes. Es fundamental emocionarte con el proceso porque los libros son algo muy íntimo, han salido de ti. Los días previos estás nerviosa y, cuando sale, todo es un estallido.

WN: ¿Crees que en algún momento dejarán de volar?

AR: Espero que no. El día que deje de entusiasmarme con una historia eso se transmitirá el lector y el libro no valdrá la pena. Tienes que ser capaz de ver el mundo sin las gafas de la indiferencia.

WN: ¿Qué separa a Aura, Víctor e Ismael de Kelly y Graham?

AR: Muchas vivencias vitales y, sobre todo, la trama. Aura es la misma historia, pero actualizada. Sí que es verdad que la escribí en otro momento: hablaba de la universidad, es ese libro fresquito que te llevarías a la playa y te lo pasarías muy bien con él… Las alas que inventamos, en cambio, es más maduro. Yo he crecido, tengo otros pensamientos y creo que se refleja esa evolución.

 

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WN: Comenzando por la bilogía Aura, ¿por qué te dio tanto vértigo reencontrarte con ella?

AR: Tú ahora escribes a una manera distinta y te das cuenta de que van a salir a la vez, el mismo día. A Aura le he cogido mucho más cariño con la relectura porque yo me creo a ese personaje, y fui ahí cuando dejé de tener vértigo. Aura se equivoca como todo el mundo, pero la creía y vivía sus ilusiones. Terminé el segundo libro llorando.

WN: ¿Leemos siempre con los mismos ojos una misma novela?

AR: No. De hecho, hay novelas que me dan miedo releer porque en su momento disfruté una barbaridad y temo que luego no me gusten tantísimo. A veces sucede lo contrario, que te sorprenden gratamente.

WN: Precisamente, cuando anunciaste que se iba a publicar en papel, dijiste que querías cambiarla entera. Sin hacer muchos spoilers, ¿qué te hubiera gustado modificar?

AR: Yo podía cambiar lo que hubiese querido. Pero al leer, me di cuenta de que estaba bien tal y como estaba, solo actualicé y modifiqué algunas cosas que, por entonces, eran graciosas y ahora no porque hemos evolucionado como sociedad. Sobre todo fue actualizar comentarios, canciones, películas, redes sociales…

WN: Saltamos a ‘Las alas que inventamos’, tu esperada novedad. ¿Por qué Kelly y Graham? ¿Por qué ellos y no otros personajes antes?

AR: Siempre que empiezo una novela, lo primero que elijo es el alma y aquí quería hablar de los sueños. Me pareció interesante hablar desde el punto de vista creativo y desde el deportivo porque, además, son dos mundos donde los sueños son muy importantes. Por la parte de Kelly, quería hablar de las escritoras porque casi nunca se habla del momento de llegar a la meta y comenzar a tambalearse. Y con Graham quería tratar el tema de las lesiones y el darse cuenta de lo que puede suceder si, todo lo que has conseguido hasta ahora, se pierde.

WN: ¿Cómo y en qué momento nacieron?

AR: Graham nació porque tengo un amigo que trabaja en un colegio para deportistas en Cataluña y siempre me habla de ellos. Tenía claro que quería que fuese deportista y retratar todo lo que esconde detrás el ser deportista de élite. Kelly nació de mi propio bloqueo. Me bloqueé y me pregunté “¿por qué no mostrar esta parte?”.

WN: Kelly, una escritora con un gran bloqueo, y Graham, un irritante jugador de hockey lesionado. ¿Qué más esconden sus caminos?

AR: A Kelly le proponen desde la editorial hacer un libro de no ficción con una biografía de Graham Scott para intentar salir del bloqueo; ella acepta. Por el lado de Graham es más complicado. Él vende sus derechos pensando que, al retirarse dentro de muchos años o incluso cuando pulverice un récord, le harán una biografía. Pero claro, él ahora está viendo que se ha lesionado y que ya le quieren enterrar. Graham no estará dispuesto a ponérselo nada fácil a ningún escritor, incluida Kelly.

 

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WN: ¿La encasillarías dentro del enemies to lovers?

AR: No. Una de las cosas con las que juga el libro es con los clichés. Nunca soy amiga de las etiquetas porque creo que hay mucho más proceso. Creo que es bastante más complejo que una etiqueta. Las etiquetas limitan.

WN: Graham y Kelly. Kelly y Graham. ¿Cómo son ellos?

AR: Kelly ha sido individualmente todos los adjetivos que los demás le han puesto: Kelly es rubia, Kelly es guapa, Kelly es muy simpática e inteligente… Pero todo cambia y ahora Kelly está triste, está apagada. Ella aprenderá a conocerse sin adjetivos. Todos vamos cambiando a lo largo del tiempo, pero no nos preguntamos cómo son. Gracias a Graham, Kelly se lo preguntará.

Graham, por su parte, es un tópico con patines. De hecho, él tiene la percepción de que lo único que vale de él es que es un jugador estrella y que está muy bueno. Lo que le acaba uniendo a Kelly es que él le habla de sus chorradas y de repente ve que hay a alguien que le interesa. Cuando crees que estás hueco por dentro y alguien te dice que le gusta lo que tienes, a lo mejor esa chica te llama un poco la atención.

WN: ‘Las alas que inventamos’ te devolvió las alas en un momento en el que dudabas si volverías a ser capaz de escribir. ¿Qué te han hecho sentir Kelly y Graham?

AR: Lo que me devolvió la esperanza fue la propia ilusión. Para mí, lo más bonito de escribir es escribir, ese momento en el que conectas. Vas por la calle y te imaginas una escena, estás escuchando una escena y te vienen a la cabeza… Esa es la magia: que están vivos dentro de ti. Estaba por mi casa, por ejemplo, y a veces escuchaba a Graham hablarme, y esa sensación es maravillosa. Las personas que escribimos tenemos mucha suerte de vivir de esta manera tan intensa porque es algo indescriptible.

WN: ¿Cómo te enfrentas a la presión de tener que entregar una novela con dudas, incluso sin ganas de seguir escribiendo?

AR: Las ganas no las perdí nunca, aunque sí que me tuve que distanciar de la escritura y de la lectura. Cuando me puse fue cuando me apetecía, sin presiones. Empecé esta historia sin saber si la terminaría, lo que pasó es que me atrapó y me sentí bien escribiéndola. Como me hacía bien, continué escribiendo.

WN: ¿Qué lección te guardas y cuál regalas a tus lectoras en este libro?

AR: Lo que me gustaría que les sucediese a las lectoras es que, al terminar Las alas que inventamos, estén enamoradas de Graham y de Kelly. Pero, sobre todo, que se enamoren de ellas mismas y que se quieran un poquito más. Que empiecen queriéndose x y que, cuando la acaben, se quieran x x 2 y se pregunten: ¿quién soy?

WN: Entre alas y raíces, ¿qué esconde tu futuro, Alexandra?

AR: Estoy escribiendo el proyecto de 2025. Por ahora, lo estoy disfrutando mucho. Conformes más publicas libros, más síndrome del impostor tienes; ahora me estoy obligando a disfrutar de todo el proceso, que la meta no sea lo importante. Le estoy dando mucha importancia a cosas como la documentación.

La meta es un día, pero la vida son 300. Disfruta del camino y háztelo lo más bonito que puedas para que la meta también cuente.

WN: Para terminar, ¿son los sueños alas o raíces?

AR: Creo que depende de la persona. Los sueños pueden ser alas porque hay gente que siente que se eleva. Raíces porque, cuando consigues tus logros, también logras un lugar donde te gustaría quedarte y echar raíces. Pero quizás haya una tercera vía y eso es lo que, para mí, son los sueños.

 

 

Imagen destacada: Editorial Planeta