El próximo domingo 23 de julio se celebran las elecciones generales, en las que el feminismo y los derechos LGTBIQ+ están siendo dos de los temas más polémicos a tratar. Aquí repasaremos cómo cada partido ha enfocado estas temáticas y su posicionamiento ante ellas, además de resaltar la importancia que suponen tanto para España como para cualquier país del mundo.

Después de los resultados de las últimas elecciones municipales y autonómicas celebradas el pasado 28 de mayo, ahora toca volver a las urnas para las generales, en un año tan complicado que se está llevando derechos básicos de por medio. Desde el resultado de la última votación, se han visto censuras, insultos y prohibiciones que creíamos extintos pero que, cada vez con más frecuencia, estamos volviendo a oír.

El pasado mes de junio, la Concejalía de Cultura de Valdemorillo canceló la representación teatral de ‘Orlando’, una obra escrita por Virginia Woolf. Pese a estar programada desde hacía tiempo por el anterior gobierno del lugar, la nueva administración, compuesta desde las últimas elecciones por PP y Vox, alegó “motivos presupuestarios” para vetarla. Coincidentemente, la obra juega mucho con la identidad de género y rompe con estereotipos tradicionales, temas que la extrema derecha ha rechazado en muchas ocasiones, como al votar en contra de la Ley Trans.

Desde este incidente, se han visto otros casos de censura, como en Santa Cruz de Bezana (Cantabria), donde la alcaldesa del Partido Popular, que también gobierna en coalición con Vox, vetó la película ‘Lightyear’ por una escena en la que se besan dos mujeres. Esta medida, además, llegaba después de retirar la bandera del orgullo LGTBIQ+ del ayuntamiento durante el mes del Orgullo.

La libertad de expresión y de prensa, como apunta la UNESCO, son derechos fundamentales, gracias a los cuales las sociedades y el propio ser humano pueden avanzar. Censurar una novela o una película significa privar a la población de un conocimiento específico que puede aportar perspectivas nuevas o proporcionar una muy necesaria representación.

La agencia EFE organizó un encuentro sobre igualdad para el pasado 17 de julio al que, entre otros participantes, se encontraban la candidata de Vox al Congreso, María Ruíz, y Elizabeth Duval, portavoz de Sumar en feminismo, igualdad y derechos y libertades LGTBIQ+. Durante el encuentro, la candidata de Vox afirmó que, debido a la Ley Trans, ahora hay muchos más niños con “procesos de transición”, lo que les convertía en “enfermos crónicos”.

Elizabeth Duval, mujer trans, contestó a estas declaraciones en su turno de palabra, preguntando: “¿Usted me considera a mí una enferma crónica?” A lo que Ruíz contestó, después de que Duval afirmara que era transexual: “Si tiene que medicarse, probablemente sí”. Además, como la portavoz de Sumar recordó, es la Organización Mundial de la Salud (OMS) la que ha dejado de considerar a la transexualidad una enfermedad, no ningún Gobierno en concreto.

Los derechos de las mujeres, en peligro

Los derechos y libertades de las mujeres también han sido un tema muy polémico en estos últimos meses, de nuevo desde las últimas elecciones de mayo. El problema surge sobre todo al hablar de violencia machista, que muchos partidos se niegan a calificar como tal, cambiando el nombre a “violencia intrafamiliar” o simplemente violencia. A principios de este mes de julio, en la localidad de Antella (Valencia) se guardaron tres minutos de silencio por un asesinato machista ocurrido en la población. 

Los representantes de todos los grupos parlamentarios, menos Vox, sujetaban una pancarta que leía: “Les Corts Valencianes contra la violencia machista”. Los representantes de Vox, sin embargo, pasaron esos tres minutos alejados de la pancarta. Ana Vega, portavoz del grupo parlamentario, justificó esta acción diciendo que este criterio es ya un “tema superado” y que Vox condena todo tipo de violencia.

Esta separación entre violencia y violencia machista puede parecer como un tema menor, pero realmente no lo es. Quitar ese calificativo resta importancia porque el simple hecho de separarlo de otros tipos de violencia es lo que demuestra que ocurre más a menudo que esas otras. Según el balance de 2023 de la delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, desde el 23 de marzo hasta el 18 de mayo hubo ocho casos de violencia machista en España, aumentando el número total a 18 en este año.

En 2022, los asesinatos por violencia de género fueron 49, aumentando un 8,3% desde el año anterior, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). El no querer reconocer esta violencia como algo destacado respecto a las demás desde luego es un problema porque, como se ve en los datos anteriores, las cifras no hacen más que subir.

Por esta razón, propuestas como derogar la Ley Contra la Violencia de Género es un problema muy grande. El partido político Vox, en su programa electoral para las próximas elecciones, propone derogar todo el sistema de cuotas creado para combatir la brecha de género, la ley solo sí es sí, la ley trans, la ley del aborto, la ley de igualdad e incluso la ley contra la violencia de género.

Esta última aprobada por unanimidad en 2004 y que representa una de las legislaciones más avanzadas del mundo en esta lucha que la OMS considera como problema de salud pública global y la ONU una epidemia, según datos publicados en El País esta pasada semana. El Ministerio de Igualdad también sería eliminado en caso de que Vox llegara al poder y se dejarían de financiar todas las estructuras que trabajen contra la violencia machista.

Medidas como las anteriores supondrían un retroceso muy grande en la lucha contra la violencia de género en España, cuando los casos no paran de aumentar, en base también a muchos discursos de odio como este anterior. Un ejemplo muy claro es el cartel que Vox colgó en Madrid, que echaba a la basura el feminismo, la comunidad LGTBIQ+ o la agenda 2030, entre otros, cuyos objetivos son mantener la seguridad de los ciudadanos. Ver que un partido político los echa a la basura hace más fácil que un ciudadano también lo pueda hacer, lo que lleva a esta subida en casos de violencia machista o agresiones homófobas.

Votar en estas próximas elecciones es muy importante porque se decidirá en qué tipo de sociedad queremos vivir, si en una para todos o una para unos pocos. Los últimos prospectos del 23-J no muestran ningún ganador por mayoría absoluta, lo que supondría un gobierno conjunto entre PSOE y Sumar o PP y Vox.

Si bien el PP no ha afirmado que derogaría las leyes anteriormente mencionadas, sí estaría dispuesto a juntarse con un partido que, en muchos casos donde gobiernan en conjunto, ya las ha derogado o, como he mencionado antes, ha censurado obras relacionadas con estos temas. Estas elecciones no sólo toca votar por uno mismo, sino también pensando en la calidad de vida de aquellos que nos rodean. Ahora sólo queda esperar hasta el domingo para ver qué le depara al futuro de nuestro país.

 

 

Imagen destacada: Igualdad LGTB en Twitter