Miles de personas asistieron anoche al WiZink Center para disfrutar de un ‘Viaje de vida y vuelta’. Andrés Suárez, acompañado de su bandón, hizo bailar al público, ilusionó, reivindicó la palabra, recordó a los que en los últimos años han dado la vida por nosotros y también invitó al escenario al maestro Víctor Manuel.

El 11 de mayo de 2023 era un día señalado en rojo en el calendario de Andrés Suárez y de toda la gente que había comprado un billete para vivir un ‘Viaje de vida y vuelta’. Algunos venían de la calle de al lado, otros de una provincia distinta e incluso de otro país. Algunos repetían en el WiZink Center viendo al gallego y para muchos otros era la primera vez. Las circunstancias daban igual, pues lo único importante era que las miles de personas que habían ido a vivir aquel “jueves universitario”, como el propio Andrés lo definió, estaban dispuestas a celebrar la vida.

Pasadas las 21:00 de la noche, el bandón apareció sobre el escenario y unos segundos después lo hizo Andrés. No había entonado la primera nota y todos sabíamos que estábamos a punto de presenciar una noche única. ‘Herbeira’ fue la canción elegida para abrir el concierto, acompañado de un “Buenas noches, mi Madrid” lleno de emoción.

‘A través de los ojos’ y un ‘No diré’ que derivó en ‘No te quiero tanto’ fueron las siguientes canciones en sonar justo antes de que Andrés saludara a un WiZink Center abarrotado. “¿Qué es esto?” era la frase que el gallego no podía parar de repetir. Muchos ya lo sabían, pero se encargó de recordar que su nuevo disco, su gira y ese concierto eran una celebración de la vida. “Cada persona de las miles que están aquí es un o una superviviente. Hemos sobrevivido, estamos vivos”, dijo. El 11 de mayo era una noche para recordar a los que ya no están, a los que durante meses dieron la vida por nosotros y “por nosotros, qué carajo”.

Andrés Suárez pidió al público que se olvidaran de la tensión política, de las cifras, de las redes sociales y simplemente disfrutaran. “Bienvenidos a la triple V”, pronunció. La noche continuó con ‘Nuestra generación’ y un clásico que nunca decepciona: ‘Vuelve’. No le hacía falta micrófono, pues el público ya se encargó de llenar el WiZink Center con eso de “vuelve, que te estoy confundiendo con las flores que adornan los defectos de las casas, donde aún hablo de ti”.

‘No te quiero perder’ —una canción del nuevo disco que confesó que le remueve mucho cantar—, ‘Te doy media noche’ y ‘Perdón por los bailes’ dieron paso a un momento muy especial. Andrés confesó que llevaba varios días acordándose de su amigo, Pablo Milanés, con el que tuvo la suerte de cantar en el escenario del WiZink Center. Además, todos los miembros del bandón interpretaron una estrofa de la canción que erizó la piel de los presentes.

”Si alguien se acuerda de esta canción que no la cante, ¡que la grite”, dijo Andrés antes de dar paso a ‘Números cardinales’. ‘Moraima’ es una de las canciones más especiales de su nuevo disco, pues se la escribió a una niña invidente que le contó el mundo con sus ojos.

Antes de interpretar este tema tan especial, no dudó en dar el reconocimiento al equipo que trabaja detrás para que el show sea posible: mención especial para Vicente Cano —sonido—, David Rodríguez —monitores—, Miguel González —escenografía—, Ángel Darío y Sergio —mesa—, Raúl —backline—, Tania —fotógrafa—, Silvia Lanzas —estilismo—, Pedro Vázquez —merchandising— e Irene Piña —producción—.

Reivindicaciones, maestros y homenajes

‘Voy a volver a quererte’ al teclado, compartida con Marino Saiz al violín, y ‘Tal vez te acuerdes de mí’ junto a Cristina Rubio pusieron el punto extra de emoción a la noche. Y entonces, salió a relucir el Andrés más reivindicativo y más defensor de la palabra. Habrá quién piense que no es necesario hacer este tipo de alegatos, pero la gran mayoría de los presentes coincidirán en la necesidad de defender a los Maestros en un mundo que a veces se olvida de los cantautores.

Comenzó hablando del Alzheimer de su abuelo Mundo para después preguntarse qué nos está pasando como sociedad. «Una persona de 14 años que se quiere dedicar a la música no sabe quién es Pablo Milanés, ni Aute, ¿qué coño nos está pasando? Nos estamos olvidando de los maestros, nos estamos perdiendo en los likes, en los retweets, en las Novedades Viernes. Nos estamos olvidando de la palabra«. Convencido de que pasarán las modas, los likes y seguirán los maestros. Con una presentación a la altura, Andrés Suárez dio la bienvenida al gran Víctor Manuel para compartir ‘Rosa y Manuel’.

La noche continuó con la canción más triste de ‘Viaje de vida y vuelta’, un tema que le aconsejaron que no cantara en los conciertos para «no hacer recordar». En línea con la reivindicación anterior, Suárez habló del Alzheimer selectivo que padecen algunas personas que en muy poco tiempo parecen haberse olvidado de todo lo que hemos pasado.

«Resulta que a mi hermana, neumóloga, la despidieron hace poco en Oviedo porque ahora sobra. Entonces, la voy a cantar. Resulta que algunos no se acuerdan nada de los sanitarios. Entonces, la voy a cantar. Resulta que estoy huérfano, pero que todos somos muy huérfanos desde que mi gran amigo Aute no hace más canciones. Entonces, la voy a cantar», argumentó. Andrés reconoció que él también mira al futuro y con mucho optimismo, pero ‘Pienso en ti’ es su particular manera de rendir homenaje a aquellos que parecen haberlo olvidado todo.

La banda volvió al escenario a mitad de la canción y, al terminar, Andrés Suárez quiso recordar a otra pieza importante de cualquier disco: sus productores. Por primera vez ha reunido a Ricky Falkner, Tato Latorre y Pablo Cebrián. El primero no pudo asistir al WiZink Center por cuestiones personales, pero los otros dos se subieron al escenario para convertirse en dos miembros más del bandón en ‘Teresa y Andrés’. Como este momento iba de homenajes, no podía faltar la canción que le dedicó a sus padres y que anoche presenciaron desde una de las butacas del recinto.

‘Nina’ y ‘Dime a qué has venido’ dieron paso a ‘Valientes’. Esta canción, la que abre su noveno disco, cuenta la historia de Almudena. Esta madre de familia padece Parkinson, se cruzó en la vida de Andrés en un concierto en Salamanca y él simplemente quiso contar su historia. Y como no podía ser de otra manera, Madrid respondió y bailó al ritmo de «Ella ve colores en mi blanco y negro, llegó el otoño a su cabello. Y luego no dejó de sonreír en la batalla, esa que no siempre se gana».

La noche estaba llegando a su fin y Andrés, después de poner al público a bailar al grito de ‘Despiértame’, quiso seguir presentando a todo el equipo que le acompaña. Se acordó de Warner Music, de RLM y, por supuesto, de los grandes músicos que forman el bandón. Desde la belleza y la sutileza de Cristina Rubio en el piano y en los coros, el imprescindible Luismi Baladrón al bajo, pasando por el incondicional Andrés Litwin en la batería, el guitarrista ‘pirámide’ Sefo a la guitarra hasta llegar al violín, teclado, coros y, sobre todo, a la amistad de Marino Saiz.

El WiZink Center, a los pies de Andrés Suárez

‘Por no decir tu nombre’, su particular manera de darle amor a los haters, dio paso a los bises. Después de varios minutos fuera del escenario, Andrés volvió con un traje rojo para despedirse por todo lo alto de Madrid.

La canción que nunca va a dejar de cantar, e incluso se atrevió de definirla como la más real que ha escrito en toda su vida, no pudo faltar. ‘Benijo’ cuenta una historia que ocurrió con fidedigna realidad, es pura sinceridad y quizá por eso es una de las más aclamadas en cada concierto. Además, se hizo el más absoluto silencio en el WiZink y a Andrés no le hicieron falta micrófonos.

El recinto en pie y varios minutos de aplausos. En esos instantes, es imposible no pensar en el camino recorrido. Cuando has seguido sus pasos desde las salas más pequeñas es imposible no sentir orgullo al ver que la vida le da a alguien lo que merece. En este caso, es un éxito trabajo, sufrido y construido peldaño a peldaño, pero, sobre todo, es un éxito justo y merecido.

Además, Andrés es de esos artistas que no olvida a cada una de las personas que le ayudaron en sus inicios, que los recuerda con nombre y apellidos y a los que nunca se olvida de mencionar. Desde el mítico Julián de Libertad 8, hasta los responsables de salas como Galileo Galilei, entre muchos más. Gracias a ellos, anoche a Madrid ‘le ardía el corazón’ más fuerte que nunca.

‘Hace un año’ dio paso a una canción con la que el mítico Palacio de los Deportes se volcó. ‘No saben de ti’ es el tema que Suárez le hizo a Madrid, la ciudad que le ha dado tanto y a la que él ha dado tanto. Y, como no podía ser de otra manera, la noche se cerró con ‘Será’, la canción que con la que el pasado mes de noviembre arrancó este bonito viaje. ¿Terminará en Madrid con fin de gira?

Cuando la emoción, la ilusión y el orgullo se refleja en las caras del público al salir del recinto, sabes que será una noche difícil de olvidar. La palabra volvió a ganar a las modas, la sinceridad venció al postureo. Andrés Suárez cantaba en ‘Herbeira’, el primer tema de la noche, que «lo malo de los sueños es que a veces despiertan». Sin embargo, a él y a Madrid les va a costar mucho despertar de este.

 

 

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