Andrea Guasch y Rosco son ya conocidos en el panorama nacional. Hotel Flamingo, su proyecto juntos, empieza a serlo. Tras meses de espera, el 18 de enero fue su gran estreno y la conocida sala madrileña Independance fue el escenario elegido.

Antes de que ambos subieran al escenario, Nando Sierra abrió la noche. Si bien muchos no le conocían, los comentarios del final del concierto garantizaron que había conseguido meterse al público en el bolsillo. Además de sus dos sencillos, No puede ser y Tierra fértil, que ya están disponibles en las plataformas digitales, el malagueño y su banda interpretaron muchos otros temas y versionaron populares canciones como ¡Chas! Y aparezco a tu lado o Mira cómo vuelo. A Nando se le notaban las tablas, la confianza: mostró un impresionante carisma en el escenario y logró que el público disfrutase con él y sus músicos.

Nando Sierra | Imagen: Jessica Marino – WHY NOT

Tras el gran comienzo, fue el turno de Hotel Flamingo. Con toques y claras influencias country, el dúo tiene un estilo que los hace muy diferentes del resto.  Tras conocerse en La Llamada, ambos iniciaron una relación personal que, ahora, también lo es musical. El propio nombre, Hotel Flamingo, referencia al hotel en el que se hospedaron cuando se casaron en Las Vegas, muestra cómo de personal es este proyecto, en el que cada una de sus canciones ayuda a conocerles un poquito más.

Muestra de su gran personalidad fue el comienzo del primer tema: «Abriremos un hotel donde no haya reggaeton.«. Una de las cosas que buscan con afán es contar historias con sus temas, y esta canción era una clara oda a la buena música. Como diría Rosco más tarde, «la gran mayoría de las canciones no las conoceréis porque irán en nuestro próximo disco«, pero esto no impidió que el público incluso acabase coreando el estribillo.

En la siguiente, el público se sumó con emoción al «me haces sentir cowboy aunque no lleve sombrero«, verso de Boda en Las Vegas, uno de los tres temas que ya han publicado.

La sala ya estaba mucho más llena cuando Andrea presentó la siguiente: «En esta siguiente canción, queríamos hablar de las adicciones. (…) Concretamente, de la adicción al amor.» Así, presentaron Mi única adicción. A esta le siguió Llueven cristales de Rosco, de la que la pareja hizo una versión preciosa que el público acompañó con ganas. Tras otro tema más, ambos saludaron a los actores de La Llamada que allí estaban: Nerea Rodríguez, Lucía Gil, Roko… fueron muchos los compañeros de ambos que se acercaron a la sala para disfrutar del concierto y apoyar a sus amigos. Después, llegó el turno de la primera versión de la noche: al ritmo de Jet, de Paul McCartney & Wings, se lucieron. Disfrutaron ellos y disfrutó el público.

«El siguiente set de canciones, para nosotros, son las canciones más bonitas del concierto«, dijo Andrea. Entre el público se escuchó un «¡bonita tú!», al que ella respondió con una sonrisa y un «bonita yo.» Sin duda, algo que caracterizó el concierto fue la cercanía, la interacción y el gran ambiente de sala que se creó. Muestra de ello fue el momento siguiente, uno de los más divertidos de la noche: «Es que esto no funciona, normal que valga 17 euros», decía ella mientras intentaba solucionar un problema que tenía con la guitarra. Rosco respondió echándole una mano y, el público, coreando su nombre.

Rosco durante el concierto | Imagen: Jessica Marino – WHY NOT

Lleva tu nombre, que el público reconoció prácticamente al instante, no tardó en llegar. La canción recorre distintos lugares de Madrid y, quizás, por eso, es la favorita de muchos. La gente encendió sus linternas y a Andrea se le notó emocionada. Al ‘amanece en la Gran Vía final le siguió un aplauso del público tras el que había sido uno de los temas más bonitos de la noche.

Una versión más dio paso a Los momentos de la vida, canción que incluirán en el disco. Como él dijo, es un tema sobre «el momento en el que nos encontramos musicalmente y personalmente… o sea que estamos jodidos.» De nuevo, quedó clara la importancia de sus letras, de lo que cuentan: «Tanto tiempo perdido en Internet, a medias cada libro, a medias lo que debo hacer.» La complicidad, si ya lo había sido, se hizo todavía más evidente.

También hubo tiempo para Chica indie, otra de las canciones del anterior proyecto de Rosco. El público se involucró en esta al máximo y respondió a la simpatía de ambos. Fue turno después para versionar Life in the fast lane, una canción de The Eagles, grupo que, como afirmó Andrea, les inspiró mucho, sobre todo en las armonías.

Andrea Guasch durante el concierto | Imagen: Jessica Marino – WHY NOT

Con una canción sobre cómo cambian las cosas, algo que sin duda ellos pueden confirmar, se despidieron. El público pedía Discos y vinilos, y ellos volvieron. Pero, antes de darles lo que esperaban, interpretaron Insaciables, de Rosco. Fue el momento entonces de presentar a la banda, Álex Riquelme, Álex Serra y Víctor Elías, buenísimos. También se presentaron entre ellos y Andrea no pudo evitar emocionarse al pedir «un gran aplauso para el hombre de mi vida.» Ella lloraba, alguien en el público también. Les pidieron un beso y se besaron.

Como no podía ser de otra manera, con Discos y vinilos, se despidieron. Quizá el tinte acústico, quizá el género de sus canciones o quizás simplemente ellos, volvieron a reafirmar esa cercanía con el público que se había percibido en todo el concierto. Los que nos fuimos de allí, sin duda, nos fuimos con esa sensación.

El concierto, su estreno, fue un éxito. Fue un éxito por la música, pero también fue un éxito porque ambos se dejaron conocer, porque permitieron a todos emocionarse con su historia de amor y porque conectaron con todos y cada uno de los que estábamos allí. Su naturalidad, su ternura y su complicidad, sumadas a su calidad musical, hacen que Hotel Flamingo sea diferente y, por ello, especial. Ojalá, aunque crezcan, no pierdan nunca esa esencia tan bonita.

 

 

Imagen principal: Jessica Marino – WHY NOT