Andrés Suárez y Elvira Sastre ‘desordenaron’ Madrid con el primer espectáculo poético musical que acoge el WiZink Center.

Hace unos meses comenzó la cuenta atrás para un proyecto diferente, innovador y que llamaba la atención desde el primer momento. Con Desordenados, Andrés Suárez y Elvira Sastre pretendieron crear algo único, un espectáculo músico-poético en el recinto más grande de la capital: el WiZink Center. 21 de noviembre de 2019. 21:00 horas. El día y la hora para disfrutar de la música de Andrés y de la poesía de Elvira sobre un mismo escenario y como nunca antes se había hecho.

Luces apagadas y un silencio que inunda el recinto, mientras las voces de Andrés y Elvira lanzan un mensaje a los asistentes, a los que llaman «testigos de un sueño que ya está cumplido»: «No importa si has venido solo o acompañado, si la tristeza no te deja o la alegría te ha traído. Si lo perdiste todo o conseguiste lo que buscabas. Si estás aquí por ti o por ella, si piensas en él o todavía no existe. No importa nada. Somos nosotros. Eres tú. Atreveos a perder el miedo. Nosotros ya no lo tenemos. Abrid los ojos. Este concierto es un espejo.»

El concierto comenzó con Desordenada Elvira, la canción que dio paso a una locura que más tarde se convirtió en un sueño hecho realidad. Ahora ya fue se mezcló con El grito que será suspiro; los Números Cardinales de Andrés se fundieron con los versos de Elvira. «Cinco dedos con mis otros cinco, te recuerdan demasiado. Cinco veces y otras cinco te digo sí y no he parado. Con todo para ti, nada a mi lado.»

Te doy media noche y la declaración de intenciones de Elvira: «Si la palabra es acción, entonces ven a contarme el amor, que quiero hacer contigo todo lo que la poesía aún no ha escrito.» Antes de continuar con el espectáculo, cantautor y poeta dieron las gracias al público por llenar todos los asientos del WiZink Center. Andrés aprovechó para hacer un pequeño viaje al pasado y recordar dónde empezó todo. En un avión rumbo a Lima, el gallego tuvo la idea de crear este proyecto y, al contárselo a familiares y amigos, todos coincidían en que estaba completamente loco. «No sé si todos estamos locos o yo estoy cuerdo. O lo que es peor, no sé todavía, pero sé que el 21 de noviembre de 2019 ustedes han llenado el WiZink para venir a escuchar poesía», proseguía entre aplausos.

Siempre he pensado que los grandes sueños nacen de pequeños impulsos, y quizá lo que nos hace cuerdos es saber que estamos locos. Andrés le recordó a Elvira que estaba haciendo historia, mientras que la poeta recalcó que es muy fácil decirle que sí al cantautor: «Ustedes me entenderán. Es muy fácil decirle que sí cuando este sí nos lleva a esto. Es un sueño que se está cumpliendo ahora mismo.» La noche continuó con País de Poetas y el mensaje tan importante que Elvira defiende:

«Hoy España huele a podrido,
aunque yo la siento más guapa que nunca
cuando bajo a comprar al mercado
en ese puesto que está a punto de cerrar
y me desean buen día
o cuando veo a un estudiante
ceder su asiento a una mujer con una pensión de mierda
que sonríe con esa resignación
de quien ha vivido de paz a guerra de paz a guerra
de paz.»

A continuación, el No saben de ti de Andrés, seguido de una confesión: «Descubriendo la obra de Elvira Sastre, caigo en un poema que me hace inevitablemente llorar de una manera desconsolada. Todo porque mi abuelo tenía alzheimer y, preparando el repertorio, me preguntaba qué sentiría mi abuelo Mundo, que cantaba como no volví a escuchar cantar, si nos viera en este proyecto esta noche sentado, seguro en la primera fila. Tan cerca como estamos Elvira y yo del cielo esta noche, seguro que nos oye

Elvira habló de Dime, Carmelita, el poema que le escribió a la abuela de Irene, a la que prometió que llevaría la historia de su abuela por todos los escenarios del mundo. «Para todas las Carmelitas del mundo, para esta enfermedad que es tan horrible, pero que a la vez nos enseña la belleza que tienen las pequeñas cosas. Esos temblores momentáneos que cruzan la puerta.» Y así, los versos de Elvira se volvieron a juntar con las estrofas de Andrés en Rosa y Manuel.

La poeta sobre el escenario, acompañada a las teclas por Cristina Rubio, recitando La pregunta que termina con todo. Andrés sorprendía en medio de la pista, cerca del público, con su guitarra y su voz sin amplificación interpretando Hoy te he vuelto a recordar. Acto seguido, Elvira, de nuevo iluminada por un foco, con una camiseta que decía «Ni una más. Ni una menos» y un puño en alto por todas las mujeres.

«Porque un mundo sin mujeres
no es más que un mundo vacío y a oscuras.
Y nosotras
estamos aquí
para despertaros
y encender la mecha.»

Ondina Maldonado acompañó a Andrés en Tal vez te acuerdes de mí, para que después el gallego pidiera al público que «cantara como se canta en los recitales de poesía». Y así lo hicieron, porque cantautor y poeta se abrazaban mientras el WiZink Center cantaba al unísono eso de «Vuelve, que te estoy confundiendo con las flores, que adornan los defectos de las casas.» Esta ha sido la segunda vez que el gallego se subía al escenario del mítico recinto de la capital, por lo que quiso acercar a Madrid un poquito de Galicia con Así fue. 

A continuación sonó 320 días, mientras que Elvira continuaba asimilando el sueño que se estaba haciendo realidad: «Nunca pensé que diría esto, pero estoy en un escenario leyendo poesía y me parece la hostia.» La poesía jamás te olvidará, junto con Voy a volver a quererte; y Lugar, casa, hogar, con Perdón por los bailes indicaron que la noche, irremediablemente, estaba llegando a su fin. Sin embargo, no quisieron abandonar el escenario sin reconocer el trabajo y el esfuerzo de todos lo que han hecho posible Desordenados. Desde la cara visible hasta aquellos que han trabajado sin descanso para que una iniciativa tan bonita salga adelante: Diego Jiménez, Fernando López, Richard Cano, Vicente Cano, Javi Pedreira, Luismi Balandrón, Ondina Maldonado, Andrés Litwin, Cris Rubio,  Mario Sáiz y, por supuesto, los profesionales de RLM.

Andrés pidió un aplauso para una de las mejores escritoras que ha leído en su vida, la poesía más elegante; pero, lo más importante, su amiga, su familia: Elvira Sastre. A la poeta tan solo le bastaron cinco palabras para presentar a Andrés: «El hombre de mi vida.«

«Es la última. La última oportunidad para ponerse de pie con nosotros. Gritar, saltar y celebrar», decía Andrés, justo antes de comenzar a entonar Luz de Pregonda, intercalada con Yo no quiero ser recuerdo. Al grito de «Hasta siempre, Madrid», Elvira anunciaba con su poesía la última canción de la noche. Esta vez de verdad.

«De todas las formas de pedirte que te quedes
escogeré el silencio para pedirte lo imposible,
pero no te asustes
porque voy a prenderte fuego en este infierno
solo para ver, mi amor,
cómo nos arde el corazón.»

El corazón me arde fue la última canción de la noche. «Tanta gente ahí fuera y coincidir. Nosotros, vosotros y todo este desorden. El espejo en el que nos vemos. Madrid: vuestra luz, nuestro desorden, ya es para siempre. 21 de noviembre. Desordenados. ¡GRACIAS!», se despedía Elvira.

Lo más bonito de ese final fue ver cómo Andrés y Elvira se fundían en un abrazo eterno, se abrazaban a todos los miembros del bandón, porque crearon el más perfecto desorden. Y, por una vez, no diré eso de «lo que pasa en Madrid, se queda en Madrid», porque ojalá Andrés y Elvira puedan seguir desordenando ciudades.